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lunes, 4 de junio de 2018

Paquetazo neoliberal

Las medidas de despedida que está adoptando el gobierno de Cartes dejan un sombrío horizonte para las clases populares en Paraguay. Al mismo tiempo despeja el camino de Mario Abdo Benítez que podrá ahorrarse al menos un par medidas impopulares en sus primeros días de gobierno.

Las intervenciones mediáticas de los jefes del equipo económico cartista en los últimos días confirman que el Ejecutivo no pretende dar marcha atrás en su polémico proyecto de crear una Superintendencia de Jubilaciones. Esta ley es la puerta de entrada a una reforma previsional que puede tener consecuencias nefastas para el sector trabajador, además es la válvula de escape encontrada por Benigno López, actual titular del Instituto de Previsión Social y futuro jefe del equipo económico del gobierno de su hermano Abdo Benítez, para obtener fondos ante la inviabilidad de continuar con el endeudamiento externo que a estas alturas alcanza ya más de seis mil millones de dólares, algo así como el 22% del producto interno bruto.

Al apoderarse de los fondos jubilatorios lo que hará el futuro gobierno, siguiendo la impronta neoliberal de Benigno López, es transferir recursos a los sectores más poderosos de la economía. El dinero será entregado a entes financieros, se usará para comprar bonos que a su vez serán destinados a pagar deudas con la banca internacional, se licitarán obras para beneficiar al sector agroexportador y a las empresas constructoras ligadas al poder; así se concretará el despojo de los fondos jubilatorios para que ese dinero sea transferido a los sectores concentrados de la economía.

En igual sentido podemos sumar a esta medida la liberación total del precio de combustible, que evidentemente generó una inmediata suba de los precios del gasoil y la nafta y que a su vez llevará a un remarcaje en el precio del pasaje y a la suba generalizada de precios, con la consecuente perdida del poder adquisitivo del salario de la clase trabajadora. 

De vuelta esto significa transferir recursos de los trabajadores a las grandes empresas, mientras más pierden los trabajadores más acumulan los grupos económicos concentrados en detrimento de las pequeñas empresas locales y de la economía en general. El anuncio de qué el reajuste del salario mínimo será de solo 80.000 guaraníes es el complemento que faltaba para confirmar el enorme ajuste neoliberal que evidentemente está pactado entre el gobierno saliente y el entrante.

Este panorama requiere que la ejemplar reacción del movimiento sindical para oponerse a la Ley de Superintendencia de Jubilaciones se mantenga y se extienda para defender los intereses más básicos de la clase asalariada y para frenar el paquetazo que pretende imponer el gobierno de Cartes y que continuará con el gobierno de Abdo Benítez si el movimiento no le pone un freno. 

Ampliar las consignas de las movilizaciones convocadas incluyendo los reclamos urgentes de la población y la defensa de la libertad sindical podría ser el camino para sostener la unidad de acción en torno a este programa mínimo que nos permita enfrentar las medidas antipopulares y avanzar en conquistas de derechos para nuestra clase.

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